En un lugar que el tiempo y la indolencia ciudadana había olvidado hace muchos años, nació en Popayán el Pueblito Patojo.
Allí se rescata para propios y visitantes lo que antes se conoció como la piscina municipal, dejando de ser un depósito de agua.
Unas réplicas de la capilla de La Ermita, en cuyo interior está la tumba donde reposan los restos del Quijote y de la Nariz de Popayán como se conoce la Torre del Reloj, con una altura de 5.40 metros, cuatro pequeñas cuadras con 12 locales de una altura de 2.40 metros, cubiertas con teja de barro pisado, para ubicar allí tiendas de artesanías y ventas de lo típico las empanadas y tamales de pipián, champús, birimbí y colaciones.
Donde era el espacio de la piscina, en la parte honda, será el escenario de 50.4 metros cuadrados para que los artistas animen las noches o domingos y festivos y en la inclinación hacia la parte baja de la piscina, van trece gradas.
Sitio para todos El lugar ha gustado mucho. El tenor mexicano Alfonso Ortiz Tirado, ofreció un recital, cuando estuvo en esta ciudad, tras su gira por Suramérica.
El objetivo del Pueblito Patojo es que viejos y jóvenes se confundan en sus actividades a través del intercambio de esperanzas y experiencias.
La ladera donde se encuentra el Pueblo Patojo será recuperada. En sus zonas verdes se sembrarán nuevos árboles nativos, habrá senderos ecológicos con estaciones para descanso y lugar de apacibles lecturas.
Hasta el camino para subir a la que se conocía como la piscina chiquita que era lógicamente para los niños, está contemplado en el proyecto, integrarlo al paisaje.
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